jueves, 10 de febrero de 2011

Marcelo a Laura: "Ya no tenemos sexo ni nada"

Marcelo a Laura: "Ya no tenemos sexo ni nada"



Laura le ha pedido una patata a Marcelo, cosa que él se ha negado a darle. Un pequeño lance, una anécdota, pero que ha enfadado a Laura sobremanera. No por la patata, ha explicado, sino por el gesto egoísta. Cosa que Marcelo se ha tomado a la tremenda hasta el punto de plantear una crisis en la pareja porque, ahora cae en la cuenta, llevan días sin tener sexo.

Un grano de arena cambia la dirección del alud, dice el dicho balcánico, que muy bien podría haberse aplicado a la última discusión de Laura. Todo ha empezado con una patata, una absurda patata que Marcelo no quería compartir con Laura y, al final, la cosa ha terminado en un tira y afloja por sus problemas sexuales y de pareja. Que parece su estado natural cuando no están planeando algo contro concursante como ocurrió días atrás con Marta, su última víctima.

Marcelo no quería darle una patata. Laura se ha enrabietado. Ha dicho que es un egoísta. Se ha metido en la cama y ha comenzado una sucesión de reproches: ¡me habías dicho que me la ibas a dar!" Marcelo se ha acercado a ella y se ha molestado porque se coja tal enfado por una simple patata, pero ella le ha espetado que esa no es la cuestión, sino que sea tan sumamente egoísta hasta el punto de no compartir una simple patata.

"¡No eres capaz de darme una patata, pues te la metes por el ojete! Así te entre canalera con la patata ¡te la voy a robar!". Momento de caos que ha aprovechado Yago para meter cizaña sin ningún tipo de complejo: "Hoy le pedí un vaso de agua y él me pidió un 'ñaco' de mi bocadillo de Nocilla".

Los enfados de Marcelo

El problema de todo esto es que, a los pocos minutos, Marcelo se ha puesto triste. Acurrucado, se le veía circunspecto. Laura entonces le ha preguntado qué le pasaba. Le ha dado vueltas a su tristeza, él se hacía el remolón y al final ha caído el porqué: "No tenemos sexo ni nada, ya no te gusto tanto, estás a la que salta conmigo".

Problemas que le daban risa a Laura. Tan sólo llevan dos días sin sexo, pero Marcelo lo veía todo negro y ella no se hacía entender. "Lo que pasa es que no me gustan esos detalles, no es por la patata". Cosa que su novio no entendía hasta lograr que Laura se desquiciase: "¡Cómo te gusta enfurruñarte, no se pueden arreglar las cosas contigo!"

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